Varón de entre 35 y 40 años de al menos un metro 70, complexión fuerte, pelo castaño, cara cuadrada, ojos negros, camisa blanca y jersey de pico. Así es el retrato robot del hombre, que algunos testigos aseguraron que vieron cerca de la cuneta de Algete, Madrid, donde apareció el cuerpo de Eva Blanco, aquella mañana del 20 de abril de 1997.

Desde la Guardia Civil asegura que “se trata del asesino, de alguien relacionado con el asesinato o simplemente alguien que pasó cerca de donde apareció el cuerpo”. La nueva línea de investigación reactiva la esperanza de la familia de Eva Blanco, que asegura que el caso ha estado 16 años casi paralizado.

Lo que les han dejado hacer ahora son pruebas de ADN a los más de 2.000 vecinos de Algete que en 1997 presentaron sus firmas prestándose a ello, después de que la autopsia determinara que había restos de semen en el cadáver de su hija. Adoptaron esta medida tras negarles una prueba masiva a todos los hombres de la localidad. Manuel denuncia que estas firmas han estado en manos de los juzgados todos años y que hasta hace tres meses no han empezado a realizarse las pruebas.

La familia de Eva Blanco siempre ha sostenido que el asesino, que presuntamente invitó a subir a su hija a un coche, debía ser conocido de la joven, que murió apuñalada por la espalda aquella noche en la que fue a la discoteca con unas amigas. La Guardia Civil trabaja a contrarreloj para resolver este caso que prescribe dentro de tres años y medio, porque si no dan con el asesino, el autor del crimen será entonces impune.