Un grupo de víctimas del aceite de colza se encerraba esta mañana en el Museo Del Prado y amenazaba "con retransmitir en directo su descanso eterno" si el presidente del Gobierno no atendía sus demandas. Una acción que se ha frenado rápidamente por la Policía que les ha desalojado de la sala de Las Meninas y según ha podido saber laSexta, ha detenido a dos personas.

"Pasadas 6 horas desde el inicio de nuestra presencia aquí comenzaremos la ingesta de pastillas" explicaban en un comunicado en el que pedían al presidente del Gobierno Pedro Sánchez que se comprometiera y facilitara, con comunicado público, fecha de encuentro que debe ser inminente, antes de que finalice el mes, con un mediador voluntario o representante internacional.

"Tenemos las pastillas necesarias para llegar al descanso que no nos ofrecen ustedes, así cada hora. Porque si lo que llevan esperando estos años es a que muramos para acabar con el problema, tendremos que utilizar lo único que nos queda de nuestra mermada vida", señalaban en el comunicado.

Esta acción surge justo cuando se acaban de cumplir 40 años del fatal envenenamiento masivo. Un caso que conmovió al país y que aún tiene terribles consecuencias. Según las víctimas, acabó con casi 4.000 muertos y más de 20.000 afectados que hoy siguen sufriendo. Piden reparación, homenajes, dignidad, asistencia médica especializada y más investigación, entre 21 reclamaciones.

Miguel Ángel, una de las víctimas del aceite adulterado, ha relatado su calvario a las puertas del Museo de El Prado. Tenía 12 años cuando su vida cambió para siempre. Agradece la ayuda de su mujer y sus hijos. Cuenta que en 15 días perdió más de 40 kilos. "Me quedé como una momia", explica. Hoy, desde su silla de ruedas, alza su voz para dejar de estar en el olvido. Pide que se les iguale en trato a otras víctimas reconocidas por el Estado.

El mayor envenenamiento alimentario en España

A mediados de 1981 los hospitales madrileños se llenaron de pacientes con fatiga, fiebre, tos, somnolencia, dolores de cabeza, problemas respiratorios y manchas. Tras días sin dar con la enfermedad, los diagnósticos eran de neumonía. Sin embargo, la presencia en niños de glóbulos blancos relacionados con toxicidad hicieron que se descartase después. Además, todos los pacientes tenían algo en común: vivían en barrios humildes.

Y fue allí a dónde se fueron a buscar el origen de una enfermedad para la que no encontraban respuestas: un aceite adulterado que se haba comercializado de forma fraudulenta.

La venta de colza estaba limitada en España solo a su uso en industria, sin finalidad alimentaria. Pero en 1981 llegaron a una refinería de Alcorcón miles de litros de este aceite importado desde Francia. Lo mezclaron con otros aceites comestibles y lo vendieron. Sin etiquetado y sin ningún tipo de control sanitario se distribuyó en mercadillos y puerta a puerta en barrios de la periferia de la Comunidad de Madrid, así como en otras zonas desfavorecidas de la capital.

Un envenenamiento alimentario, el mayor en España, que atacó a niños y adultos, dañó sus órganos internos y provocó múltiplessecuelas físicas y psicológicas.