Tony Smith ingresó en prisión después de haber abusado sexualmente junto a su mujer de su propio hijo cuando tenía solo 41 días de vida. El pequeño llegó al hospital con numerosas heridas y tuvieron que amputarle las dos piernas. Fue condenado a 10 años de prisión.

Debido a un error, el hombre fue trasladado a un área equivocada de la prisión Swaleside en la Isla de Sheppey en Kent, Inglaterra. Allí un grupo de reclusos le secuestraron durante cuatro horas. "Durante ese tiempo lo ataron a una silla y lo atacaron con barras de metal y un calcetín lleno de latas de atún", asegura un interno en declaraciones recogidas por 'The Sun'.

Los golpes fueron tan fuertes que se fracturó la cuenca ocular y se rompió la mandíbula y varias costillas. La agresión se habría producido en venganza por las torturas a las que sometío a su hijo, fue brutalmente torturado.