Vanessa López acudió al IVI en 2010 tras conocer el diagnóstico de su enfermedad y en febrero de 2012, una vez recuperada y con el alta médica, volvió a la clínica para someterse al tratamiento de fecundación in vitro con los cuatro óvulos que se preservaron. Nueve meses después nació su hijo Leo, tras un parto natural y con un peso de 3.440 kilogramos.
El director de la clínica, Javier Domingo, ha destacado que la vitrificación de los óvulos, desde su puesta en marcha en 2007, supone un gran logro para las mujeres que sufren cáncer, porque ya no tienen que renunciar a la maternidad al poderla posponer, como en el caso de Vanessa.
Domingo ha explicado que la mayoría de los cánceres se tratan con quimioterapia, lo que elimina las células en crecimiento, tanto las malas como las buenas, y por tanto los ovocitos. Al carecer el ovario de capacidad de regeneración, la quimioterapia imposibilita la reproducción, por lo que ha animado a los oncólogos a que aconsejen a las mujeres a que opten por esta solución.
Según los datos facilitados por IVI, unas 370 mujeres han preservado su fertilidad por motivos oncológicos en alguna de las clínicas del grupo, que ha detectado que la mayoría de ellas, el 67 por ciento, sufre cáncer de mama, mientras que el de linfoma (de Hodgkin o de otro tipo) es el segundo más frecuente. La edad media de estas mujeres es de 32 años y todas coinciden en que saber que podrán ser madres en un futuro les ayuda a afrontar la enfermedad con esperanza.
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