La pornovenganza es el delito de violencia digital con mayor incidencia que hay en nuestro país. Supone el 35% de los casos, por delante incluso del ciberacoso, que alcanza el 30%. Esta práctica ilegal, que consiste en difundir contenido sexual gráfico de una persona sin su consentimiento, sigue teniendo un problema: el 90% de las víctimas no denuncian, ya sea por desconocimiento o por no saber muy bien cómo hacerlo, según la Asociación Stop Violencia de Género Digital.

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Acudir a una empresa experta en borrados digital, denunciar ante la Policía Nacional o la Guardia Civil o pedir ayuda psicológica y emocional y en asociaciones especializadas en este tipo de casos. Son algunos de los recursos que tienen las víctimas de revenge porn. laSexta se ha reunido con dos de ellas que no llegaron a denunciar. Dos situaciones diferentes pero ambas condicionadas por un denominador común: el miedo.

María (nombre ficticio)

  • ¿Qué le pasó? Tuvo relaciones esporádicas con un chico y cuando decidió dejar de quedar con él, se dio cuenta de algo que la perturbó muchísimo. "Me enteré de que me había grabado teniendo relaciones sexuales con él sin mi consentimiento. Por suerte, no se me veía la cara pero sí el resto del cuerpo. Sé que hay gente que ha visto el vídeo y que amigos suyos tienen capturas", manifiesta María.
  • Y entonces ella... Decidió dejarlo ahí y pasar del tema. "Mucha gente insistió en que denunciara pero, por un lado, pensé que si lo hacía, las difundiría mucho más. Cuando le pregunté lo único que recibí fueron insultos. Además, es alguien conocido, y sé de más chicas a las que les ha hecho lo mismo, han denunciado y no han conseguido nada", relata.
  • El impacto. Cuando se enteró nos cuenta que se angustió mucho. "Me dieron ganas de vomitar. Lo bueno es que estaba con unas amigas y ellas me tranquilizaron. Creo que uno de los objetivos de este chico es que yo me sintiera mal, pensando en que habría gente viendo ese tipo de contenido", argumenta.

Belén (nombre ficticio)

  • ¿Cuándo le ocurrió? Cuando solo tenía 12 años y estaba a punto de pasar a 1º de ESO. "Llegó un chico nuevo a mi clase muy guapo y me gustó. Empezó a ser muy majo conmigo y un día me pidió que le enviara fotos de mi pecho. Yo accedí y a partir de este envío cambió radicalmente su actitud conmigo. Me dijo que si no le enviaba más fotos y si no era maja con él en clase, se las pasaría a más compañeros del colegio", detalla Belén.
  • Pero no lo denunció. Sobre todo, dice, por vergüenza. "Era una niña y pensé que podía ser capaz de cumplir su amenaza. Además, con el paso del tiempo perdió el interés en mí y dejó de mangonearme. Aunque el miedo permaneció conmigo durante años, por si en algún momento le daba por difundirlas", explica.
  • A partir de ahí... Tiene mucho más cuidado a la hora de compartir una foto íntima. "Pienso más en todo lo que conlleva y no me lo tomo tan a la ligera. Ahora sé que si envías una imagen pierdes el poder total sobre ella2, indica.

¿Qué podrían haber hecho estas chicas?

Desde la empresa tecnológica RepScan, especializada en borrado de contenido en Internet, nos enumeran los pasos que tienen que seguir las víctimas de este tipo de delitos.

  • Intentar que se elimine. Lo primero, nos dicen, es frenar la difusión. Para eso, existen empresas como la suya. "Queremos democratizar el derecho a que todas las personas puedan eliminar contenido de Internet y preservar su reputación online", explica Josep Coll, CEO de RepScan.
  • Denunciar. Tanto a Policía Nacional como a Guardia Civil. Pueden incautar los dispositivos al agresor para que deje de hacer daño. O incluso alertar a las páginas a través de las que se está distribuyendo el contenido, para que lo eliminen. "El problema es que no siempre llegan a todo", precisan desde RepScan.
  • Buscar apoyo. Las víctimas pueden contactar con asociaciones como Stop Violencia de Género Digital, en las que recibir apoyo legal y también emocional ante estos casos.

¿A qué penas se enfrentan los agresores?

El caso de la concejala de los Yébenes (Toledo), Olvido Hormigos, ha sido uno de los más sonados en España sobre pornovengaza. Su imagen se hizo pública hace una década por la filtración de un vídeo suyo de contenido sexual, que la llevó a dimitir. Aunque se convirtió en un personaje popular y un referente del empoderamiento femenino, ya que nunca dejó de dar la cara. De hecho, en 2015, a raíz de este caso, se modificó el Código Penal, pasando a incluir como delito la sola difusión no autorizada de imágenes íntimas, aun cuando se obtengan con el consentimiento de la persona afectada. Las penas son:

  • El que difunde. El artículo 197.7 del Código Penal establece que "será castigado con una pena de prisión de tres meses a un año o multa de seis a doce meses el que, sin autorización de la persona afectada, difunda, revele o ceda a terceros imágenes o grabaciones audiovisuales de aquélla".
  • Los cómplices. La víctima puede recibir, llamadas y mensajes de acoso o humillación de terceros; por ejemplo, por parte de otros usuarios de la red social en la que se ha creado un perfil falso a su nombre y donde se ha subido el material. Estas acciones dañan a la víctima y también se castigan: Quien haga esto puede ser castigado con la pena de prisión de tres meses a dos años o multa de seis a veinticuatro meses por acoso.

El contexto

El sexting es cada vez más común entre jóvenes de entre los 18 y 24 años, lo que deriva en que delitos como la pornovenganza estén en auge. La empresa RepScan indica que es la forma de violencia digital con mayor incidencia; supone un 35% de los casos. Le sigue el ciberacoso con un 30% y las publicaciones sin consentimiento de datos personales, imágenes y/o vídeos conseguidos de manera ilícita (15%). Por rangos de edad, la pornovenga se reparte así:

  • El 5% de los delitos son cometidos por menores de 18 años.
  • El 10% por jóvenes de 18 a 24 años de edad.
  • El 15% por jóvenes de 25 a 30 años de edad.
  • El 25% por personas de 31 a 45 años de edad.
  • Y el 45% por personas de 46 a 60 años de edad.

Por otra parte, los principales canales por los que se cometen estos delitos son:

  • Instagram un 25%.
  • Facebook un 35%.
  • Páginas web un 22%.
  • WhatsApp un 15%.

Estos actos suelen producirse generalmente por parte de una expareja y con él se busca vengarse de la otra, bien sea haciéndole daño directo o tratando de conseguir algún beneficio extorsionando a la víctima. En este último caso estaríamos hablando de otro fenómeno llamado "sextorsión", que también es un delito muy grave.

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