Ponerse las gafas de los 90 es mirarnos y no reconocernos. En aquella época, separar la basura en cubos nos resultaba novedoso y algunas comunidades empezaban a proponer la "original" idea de "ordenar" las basuras como en España sólo habíamos visto en películas estadounidenses.

Nadie reciclaba, y lo cierto es que apenas había cómo. Las crónicas de la época lo cuentan: algunos tenían que recorrer varios kilómetros para encontrar un contenedor amarillo para sus envases, había muy pocos repartidos por los barrios. Además, las campañas entonces estaban destinadas a que entendiéramos lo básico.

Muy noventeros también los Gomaespuma, que ahora vuelven a juntarse para hablar de reciclaje y de cómo hacer aún mejor las cosas. Porque aunque hemos evolucionado, todavía "falta concienciación y convencimiento de saber que lo que reciclas realmente se recicla", explica Juan Luis Cano.

Y aunque a la mayoría nos falta convencernos, no a todos. Aitor Tilla lo tiene claro: "O nos acostumbramos a reciclar, o el mundo nos recicla a nosotros".