Solo 16 antes del desprendimiento del vertedero de Zaldibar,
el 21 de enero, la empresa gestora, Verter Recycling, envió a la Administración
vasca un "estudio de estabilidad" que aseguraba que "era estable en la
configuración actual". Ese día se celebró una reunión entre el personal técnico
de la empresa y funcionarios del Gobierno vasco y nadie advirtió del peligro.
"Desde el punto de vista global, tanto frente a roturas
circulares, como a roturas de bloque por el plano de debilidad que constituye
el conformado de base", señalaba el informe realizado por la compañía Lurtek.
Un trabajador avisó del peligro 48 horas antes
Sin embargo, 48 horas antes de la tragedia, uno de los trabajadores desaparecidos advirtió del peligro. Nadie le hizo caso. Solo después del siniestro. según Medio Ambiente, los responsables del vertedero admitieron que "días antes se había detectado la
existencia de grietas".
En este sentido, el consejero de Medio Ambiente, Iñaki
Arriola, considera a la empresa Verter Recycling "plenamente
responsable" de la seguridad y estabilidad del vertedero.
Además, señala que el vertedero fue sometido el verano
pasado a una inspección "exhaustiva y meticulosa" que detectó 23
"desviaciones", aunque ninguna grave ni "vinculada con la
estabilidad", e indica que un informe de la empresa de mayo de 2019 daba por
garantizada esa estabilidad.
"En absoluto había indicio alguno que hiciera pensar
que el vertedero presentaba problemas de estabilidad", ya que de lo
contrario "se habrían tomado las medidas adecuadas con la urgencia
debida", dice Arriola, que tiene "la conciencia muy tranquila".
Por su parte el lehendakari, Iñigo Urkullu, ha reconocido "errores" en la gestión del derrumbe del vertedero de Zaldibar y ha admitido que los "mecanismos de control no han sido suficientes" para prevenir este desprendimiento, del que el Gobierno Vasco ha responsabilizado a la empresa propietaria.