Ignacio Garijo planteó para su Trabajo de Fin de Grado una hipótesis muy sencilla: que los jóvenes en la actualidad viven peor que sus antecesores. "Pensaba que me iba a equivocar, pero cuando empiezo a sacar los datos, a sacar gráficos, veo que es cierto", explica este graduado en Economía y Relaciones Internacionales. "Es una conclusión triste, pero a la vez interesante", agrega.

Y es que, aunque el Banco de España recomienda no destinar más del 35% de los ingresos a una vivienda, la realidad es que los jóvenes aportan más de la mitad a una hipoteca, o hasta el 81,9% en el caso del alquiler. Tienen menos fondos porque acceden más tarde al mercado laboral y, además, cuando lo hacen sus condiciones son peores.

En este sentido, la investigadora del Observatorio del Ahorro Familiar Patricia Sánchez apunta que quienes hacen un grado y un máster acaban sus estudios con 24 o 25 años, lo que supone llegar "con cero ingresos" a una edad "bastante avanzada".

Además, cuando finalmente entran en el mercado de trabajo, se enfrentan a unas condiciones laborales bastante pesimistas. Al respecto, el profesor e investigador Julen Bollain, de Mondragon Unibersitatea, señala que "la mitad de los trabajadores menores de 30 años hoy en día están cobrando menos que el Salario Mínimo Interprofesional" y que "el 50% de las personas jóvenes trabaja con contratos temporales".

Así, si en el año 2000 necesitabas el salario de ocho años para pagar una casa, ahora necesitas el de 11, según el Instituto Nacional de Estadística. Y es que, en lo que va de siglo, el salario medio español ha subido solo un 55% mientras que el precio de la vivienda se ha encarecido casi un 80%.

"Lo peligroso de esto es que estemos ante una situación estructural", advierte el subdirector general de la inmobiliaria Donpiso, Emiliano Bermúdez, que apunta que "ese nivel de dificultad para convertirse en propietario ha ido escalando y ahora afecta a franjas de edad superiores".

En 2007, antes del estallido de la burbuja inmobiliaria, tres de cada cuatro adultos de entre 30 y 44 años era propietario, así como más de la mitad de los jóvenes de entre 16 y 29 años. En 2021, esos porcentajes bajan casi a la mitad, mientras que los alquilados suben ante la incapacidad de tan siquiera poder pagar la entrada de una casa. Un sueño cada vez más irrealizable.

La socióloga Isabel Mastrodoménico explica que los jóvenes "lo que ven es que no tienen futuro". "No poder acceder a una vivienda digna, sea de alquiler o sea comprada forma parte de ello", precisa.

Nos encontramos, así, ante una generación con amplias libertades sociales, pero sin la capacidad económica para disfrutarlas.