El hecho ha ocurrido en Gateshead, al nordeste de Inglaterra, cuando Maureen Franklin, fundadora de la organización benéfica 'New Beginnings', acudió de urgencia a la consulta de la veterinaria Helen Spry con Ellie, una gatita a punto de morir, tal y como informa 'The Mirror'.
La gata de tan solo cuatro semanas de vida, llegó a la consulta en condiciones de salud muy malas: apenas pesana 280 gramos, estaba muy débil y no podía moverse.
Le diagnosticaron falta de glóbulos rojos, por lo que necesitaba urgentemente una transfusión de sangre y no había tiempo para buscar un gato donante sano.
Ante esta situación, la solución que encontró la veterinaria fue llevar a cabo una técnica conocida como xenotransfusión.
Esta práctica consiste en la transfusión de sangre entre diferentes especies y se utiliza en casos de extrema urgencia cuando no se dispone de un donante compatible, como fue el caso de Ellie.
Para ello, la veterinaria utilizó a su propia perra como donante de sangre. De este modo, Bella, asi se llama la mascota, donó su sangre para salvar a la gatita que tenía las horas de vida contadas.
Tras tras intervención, Ellie empeoró, por lo que necesitaban sangre de un gato sano para sobrevivir. "Aunque la xenotransfusión la ha mantenido con vida durante varios días, no había sido suficiente", aseguraron desde la clínica.
Afortunadamente, se encontró rápido un gato que cumplía los requisitos necesarios para la transfusión de sangre. "El gato donante fue una combinación absolutamente perfecta", ha dicho Maureen.
Desde Vets Now, la clínica donde fue atendida Ellie, han informado de que la gata se recupera de forma satisfactoria, incluso come y juega.