La Policía de Hong Kong no ha dudado en utilizar gases lacrimógenos contra los manifestantes en el último episodio de una crisis que ya se prolonga nueve semanas y que ha desembocado este lunes en la primera huelga general en la región en 50 años.

La histórica jornada de huelga, marcada por el levantamiento de barricadas, calles cortadas y servicios de transporte suspendidos, se ha saldado con el arresto de más de 80 personas y una fuerte represión policial.

Estas nuevas detenciones se suman a las que se han sucedido desde que comenzaron las protestas el pasado 9 de junio: la cifra supera ya el medio millar.

Este lunes, los manifestantes, que exigen reformas democráticas en la excolonia británica, marcharon por siete distritos de la ciudad, paralizándola, y llegaron a asediar al menos cinco comisarías de Policía, mientras que los agentes trataron de dispersarlos con gas lacrimógeno.

Además, reaparecieron por la noche grupos vestidos de blanco, pertenecientes a mafias locales, blandiendo barras metálicas para golpear a los manifestantes prodemocráticos.

Por su parte, la jefa del Ejecutivo hongkonés, Carrie Lam, compareció en una tensa rueda de prensa en la que alertó de que la violencia "ha ido aumentado", que "las protestas han ido más allá de la propuesta de ley de extradición" y que la magnitud de las manifestaciones "ha minado seriamente el imperio de la ley en Hong Kong, llevando a la ciudad al límite".

La mandataria reiteró su intención de permanecer en el cargo y, frente a las críticas por brutalidad policial, pidió comprensión por la "tremenda presión" que las fuerzas del orden soportan desde que comenzaron las protestas.

El objetivo de la huelga era presionar al Gobierno para que responda a una serie de demandas que, en origen, consistían solo en la retirada de una controvertida propuesta de ley de extradición que, según abogados y activistas, habría permitido a Pekín acceder a "fugitivos" refugiados en la cuidad.

Las manifestaciones han derivado hacia demandas más amplias sobre los mecanismos democráticos de la ciudad, incluyendo la retirada completa del texto, hasta ahora "suspendido", una investigación en profundidad sobre la brutalidad policial a la hora de reprimir las protestas y la puesta en práctica del sufragio universal.