José Luis García Serrano, campeón de España de Triatlón 2017 y primer estudiante español ciego con una beca Erasmus, está poniendo en práctica sus conocimientos de fisioterapia en una clínica holandesa mientras se prepara para los Juegos Paralímpicos de Tokio 2020.
"Tengo una vida y una carrera por las que luchar. A mi novia le salieron unas prácticas aquí en Holanda y a mí también, me apetecía salir de España. Al principio, a todo el mundo le pilló por sorpresa porque no están acostumbrados a que una persona ciega pida un Erasmus", explicó en una entrevista este joven treintañero.
Vive en Noordeinde, una concurrida calle de La Haya por la que el paso constante de "bicicletas, personas y coches" le impuso un poco a su llegada "porque es más complicado cruzar al otro lado", pero este paratriatleta se conoce ahora todo el barrio y su gente, sus nuevos amigos en la zona. 'Jota', como le llama su entorno, acude a clases de inglés en La Haya, y hace sus prácticas varias veces por semana en una clínica de fisioterapia en la ciudad portuaria de Rotterdam, siempre acompañado de su perra guía Telos.
"El dueño de la clínica me deja mucho espacio. Tengo mis propios pacientes, que, por lo que le han dicho en recepción, están contentos con mi trabajo. Hay quien dice que los ciegos somos mejores fisioterapeutas. Quizás sea cierto", afirma. Encontrar prácticas no fue una tarea fácil porque "ni en España habían tenido que lidiar con una situación parecida antes", ni en Holanda están familiarizados con el programa Erasmus Practiccum, si se trata de personas con alguna discapacidad.
Después de enviar decenas de correos electrónicos y solicitudes a universidades e instituciones educativas holandesas, este madrileño decidió recurrir a las redes sociales y los foros de Facebook. "Ni una sola universidad contestó a mis correos. Me ignoraron completamente. Pero es increíble la calidez de la gente en Facebook, por ejemplo. Escribí un par de mensajes en un foro y me llovieron las respuestas", recuerda, de cuando el pasado mayo se vio ante el reto de buscar unas prácticas por su cuenta en Holanda. Fue uno de sus comentarios lo que llevó al jefe de su actual clínica a ofrecerle un hueco para trabajar. Nunca antes había tenido a alguien en prácticas pero estaba dispuesto a intentarlo con 'Jota', cuya historia de superación también dejó sorprendido al fisioterapeuta.
A los siete años, los médicos le detectaron a José Luis los primeros síntomas atípicos que les llevaron a concluir que este joven tenía uveítis: "Yo veía mal la pizarra, y como reacción normal, mis padres me pusieron gafas. Pero eso no sirvió de nada, hasta que al final un oftalmólogo me detectó esta enfermedad", detalla.
'Jota' tuvo que lidiar durante años con los problemas de visión y las visitas constantes a los médicos para algunos tratamientos puntuales, hasta que a los 21 años, perdió totalmente la vista del ojo izquierdo.
Los especialistas le trataron a base de corticoides y otros tratamientos, recuerda, pero eso no frenó la uveítis: "los brotes seguían apareciendo y eso derivó en un gran glaucoma inflamatorio" que provocó la total pérdida de visión a los 27 años. "Cuando mi médico me comunicó que me quedaba ciego, lo primero que le dije fue que no se preocupara, y que me vería ganando los Juegos Paralímpicos de Río. Me tocaba empezar a luchar por mí, porque ellos habían hecho todo su trabajo, y yo estaba cansado de los tratamientos.
Era hora de empezar a vivir", asegura. Para 'Jota', el deporte siempre ha sido "una parte importante" de su día a día, antes y después de quedarse ciego, en España o en Holanda, donde sigue entrenando con sus nuevos amigos cada vez que puede.
Su meta ahora está en los Juegos Paralímpicos de Tokio 2020, en entrenar y buscar patrocinadores que apuesten por él en su carrera deportiva. Mientras tanto, sigue atendiendo a sus clientes en Rotterdam y sacándole el máximo provecho a su beca, antes de volver a España para terminar los últimos módulos de sus estudios de fisioterapia en la Escuela de la ONCE, en la Universidad Autónoma de Madrid.