Galicia sufre los peores incendios de su historia. Las llamas ya han calcinado 32.000 hectáreas, y se trata de fuegos de mucha magnitud y demasiados focos.

En este sentido, Serafín González, investigador científico del CSIC, señala que "hay un envejecimiento y un abandono del medio rural y eso explica que se ha disminuido mucho la capacidad de autodefensa de los pueblos frente a los incendios".

El fuego rodea las aldeas una y otra vez, dejando a vecinos desesperados y angustiados, quienes defienden con uñas y dientes sus casas, sus vidas. "Nos sentimos desprotegidos", lamenta una de ellas.

Sin embargo, afortunadamente no hay que lamentar la pérdida de vidas humanas, como sí ocurrió en 2017, cuanto murieron cuatro personas a causa de las llamas.

La sequía, las altas temperaturas y una enorme tormenta seca han dejado muchas aldeas devastadas, y hay quien lo ha perdido todo. Además, las pérdidas ambientales son enormes, con montes reducidos a cenizas...como el geoparque en Montañas do Courel.

Por el momento, continúan activos cuatro incendios y Galicia sigue con el corazón en un puño.