Cuatro de cada 10 estudiantes han tomado, según los últimos estudios, al menos una bebida energética en el último mes. Un dato que ha tenido en cuenta la Xunta de Galicia para comenzar a preparar la legislación que prohíba vender estas bebidas a los jóvenes menores de 18 años.

Fuentes del gobierno gallego señalan que a la hora de tomar esta determinación han tenido en cuenta la opinión de profesionales de la Medicina preocupados por el consumo de estas bebidas y avanzan que en los establecimientos no podrán estar ubicadas junto a los refrescos. A su vez, la directora genera de Salud Pública de Castilla-La Mancha, Laura Ruiz, ha puesto, igualmente, de manifiesto que esta prohibición es un tema " a valorar y estudiar" también en su comunidad.

laSexta ha podido hablar con dos pediatras que piden que la prohibición del consumo de bebidas energéticas entre los menores sea generalizada: alertan de que pueden provocarles alteraciones del sueño, nerviosismo, irritabilidad y ansiedad, así como trastornos cardiovasculares.

"Cuando los jóvenes vienen a las consultas, empiezan a relatar cómo les duele la cabeza, cómo tienen palpitaciones y cómo se encuentran mal porque les falta el aire", señala Manuel Baca, jefe de Pediatría del Hospital Quirón de Málaga, que añade que "las sustancias de estas bebidas pueden generar adicción y que, en algunos casos, pueden producir intoxicaciones, cuadros de convulsiones, hipertensión o poner de manifiesto cuadros psicológicos y psiquiátricos hasta el momento desconocidos".

El doctor Félix Notario, presidente de la Sociedad Española de Medicina de la Adolescencia, apostilla que "las bebidas energéticas" son un cóctel de azúcar, cafeína, taurina y otras sustancias poco recomendables para los adolescentes, que no tienen nada de energéticas, pero sí de estimulantes. Ambos profesionales sanitarios coinciden en que el consumo de estas bebidas energéticas a edades tempranas pueden abrir la veda a otro tipo de adicciones e insisten en que suelen contener cantidades de azúcar poco saludables.

Hay que señalar que las bebidas energéticas son aquellas que, de media, contienen 32 miligramos o más de cafeína por cada 100 mililitros. Una lata de 500 mililitros equivale a dos cafés expresos. El consumo de bebidas energéticas en los adolescentes puede provocar alteraciones del sueño, nerviosismo, irritabilidad y ansiedad, así como trastornos cardiovasculares.