Entretanto, la hembra de cinco años, pelo blanco y ojos azules -que fue localizada el 29 de abril en la aldea Tanggirang, donde un lugareño la cazó y mantuvo enjaulada durante dos días- permanecerá en cuarentena este mes en espera de que se decida su futuro.
Según la Fundación para la Supervivencia del Orangután de Borneo (BOSF, en inglés), que la cuida en el centro de rehabilitación Nyaru Menteng, la orangutana se encuentra "sana aunque algo malnutrida", declaró el jefe de comunicación de esa entidad, Nico Hermanu. "Cuando nos la entregaron aún mostraba un comportamiento salvaje", apuntó.
"Existe preocupación por mantener en cautividad a un orangután albino con el propósito de someterlo a investigación. Creemos que los orangutanes deben de vivir libres en el bosque, son especies que pueden ayudar a regenerarlo", señaló Hermanu.
"Normalmente, si el orangután es lo suficientemente salvaje, lo trasladamos a una selva segura o lo dejamos en un recinto forestal si todavía necesita más rehabilitación o necesita aprender aptitudes básicas para sobrevivir en los bosques", explicó.
El problema es que el ejemplar no es un caso habitual -se trata del primer orangután albino del que tienen conocimiento en Borneo y Sumatra desde que la BOSF empezó su labor de conservación en 1991-, y hay que tener en cuenta otras consideraciones. Entre ellas, la posibilidad de que el animal no se adapte con el resto de su especie a causa de su aspecto. "Este individuo en particular es muy diferente y los demás pueden rechazar su presencia en el bosque, lo que también podría suponer un impacto negativo para ellos", argumentó Hermanu.
Persiste asimismo el peligro de que se convierta en un reclamo para curiosos y cazadores furtivos, y que la deforestación que sufre Indonesia de manera acelerada y descontrolada no facilite su adaptación a un entorno salvaje. "Se han destruido muchos hábitats, el problema que tenemos ahora es que al necesitar devolver a los orangutanes rehabilitados al bosque, no hay suficientes zonas adecuadas en cuanto a tamaño y disponibilidad", lamentó Hermanu.
La revista 'Nature Climate Change' denunció en 2014 que Indonesia había superado a Brasil como el mayor deforestador del planeta al destruir 840.000 hectáreas de masa forestal en 2012, por delante de las 460.000 hectáreas de Brasil ese año.
Las industrias papeleras, de aceite de palma y de caucho son los principales beneficiarios del aumento de superficie para cultivar y los mayores perjudicados resultan la flora y la fauna, y en particular especies en peligro de extinción, como el orangután.
La población de orangutanes en Borneo ronda los 100.000 ejemplares, mientras que su número alcanzaba casi 290.000 en 1973, según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza que considera la especia "gravemente amenazada".
La BOSF se ha lanzado a la búsqueda de un nombre para ejemplar, ya que "es muy raro encontrar un orangután albino", dijo el director de BOSF, Jamartin Sihite, cuando anunció en un comunicado la campaña para nombrar a quien considera "una embajadora de su especie".
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