Julio de 1969. Fresnedillas de la Oliva, un pueblo de apenas 500 habitantes situado a 40 kilómetros de Madrid, guía el vuelo del Apolo 11 rumbo a la Luna cuando la noche impide hacerlo desde Australia o Estados Unidos.

"Fue la que recibió las primeras señales, las primeras comunicaciones de los astronautas al posarse en la luna", cuenta Anthony Carro, delegado de la NASA en España. La frase 'the eagle has landed' vino a través de la estación de Fresnedillas".

Carlos González Pintado, entonces técnico de comunicaciones de la Estación Espacial, fue el primero en escuchar el mensaje, pero aún recuerda la tensión de los minutos previos: "Armstrong llega al primer sitio, encuentra que es muy pendiente, y dijo que ahí no aterrizaba, que buscaba otro lugar. Desde Houston le dijeron que 60 segundos, y aquí decíamos que bajara, que se quedaba sin combustible y al final encontró un sitio, posó la nave y dijo la famosa frase 'Houston, aquí base tranquilidad, el águila ha aterrizado'".

Respiro de alivio y de orgullo el que sintieron los numerosos vecinos del pueblo contratados por la NASA para poner en marcha la estación.

"Gente que vivía en Fresnedillas con un modo de vivir agrario tradicional, de repente se ve trabajando en unas instalaciones que, en aquel momento, eran futuristas", dice Pablo Alonso, historiador de Fresnedillas de la Oliva.

Ese mundo del futuro es hoy pasado guardado como un tesoro, en el museo que los propios trabajadores de la estación se empeñaron en crear. "Después de 50 años, lo que nos queda es la historia, porque la estación fue desmantelada y la antena se llevó a otra estación", explica Alonso.

"Ahora tenemos un programa llamado 'Artemisa', donde un hombre y una mujer van a volver a la luna", comenta Carro sobre las nuevas misiones de la NASA con respecto al satélite.

Será en 2024. Porque la vieja antena de Fresnedillas emerge ahora en Robledo de Chavela y sigue apuntando a la Luna, pero también a Marte y el espacio profundo.