Sentencia del TS

Los Franco, tras ser condenados, aceptan devolver las estatuas que se llevaron del Pórtico de la Gloria de la catedral de Santiago

El contexto Se da por finalizado el viejo conflicto por la propiedad de las estatuas entre el Concello de Santiago y la familia del dictador. La justicia les condenó a su devolución y los Franco lo aceptan antes de que se ejecute la sentencia.

Los Franco, tras ser condenados, aceptan devolver las estatuas que se llevaron del Pórtico de la Gloria de la catedral de Santiago

Isaac y Abraham, estatuas que estuvieron en el Pórtico de la Gloria de la catedral de Santiago, van a volver a manos públicas. La familia Franco ha tenido que asumir la sentencia del Tribunal Supremo, que los obliga a sacarlas del Pazo de Meirás y devolverlas a su lugar de origen, de dónde nunca debieron marchar.

Ahora, los Franco han comunicado que las devolverán, que aceptan lo dicho por la justicia. Una actitud que celebra, por fin, la alcaldesa de Santiago de Compostela, Goretti Sanmartín. "Terminan su batalla por intentar seguir siendo los dueños de unas estatuas que no les pertenecen", ha dicho.

Y es que, los Franco han mandado este miércoles un burofax acatando completamente la sentencia del Tribunal Supremo. En él, han mostrado su "voluntad expresa de cumplir de manera voluntaria y total la condena".

Aunque lo hacen para evitar así que se ejecute la sentencia por la fuerza. "La familia Franco no nos está haciendo ningún favor", explica el experto en memoria histórica y abogado Eduardo Ranz. "Están cumpliendo una condena por la que, además, tendrán que abonar ls costas procesales".

Se da por finalizado el viejo conflicto por la propiedad de las estatuas entre el Concello de Santiago y la familia del dictador. Se trata de estas dos piezas inspiradas en los profetas Abraham e Isaac esculpidas por el Maestro Mateo en el siglo XII y que en su día formaban parte del pórtico de la Gloria de la Catedral de Santiago. Su valor es incalculable

Según la demanda del Ayuntamiento de Santiago, adquirieron las esculturas en 1948 por 60.000 pesetas. En julio de 1954, la esposa de Franco visitó la ciudad y mostró interés por ellas. Sin acuerdo ninguno, el dictador mando las estatuas al Pazo de Meirás. Sin embargo, los Franco sostenían que las había comprado a un particular.

Tras años de litigios la familia del dictador asume su derrota y las ponen a disposición inmediata del Concello. El Ayuntamiento ya estudian cómo traerlas a la ciudad. "Se está buscando la manera de traerlas y de instalarlas en una exposición permanente", ha explicado la alcaldesa. Unas estatuas que regresan al lugar de donde nunca debieron partir.