El secretario general de la prefectura de Ile-de-France, François Ravier, ha estimado que cerca de 2.500 personas han tenido que abandonar el lugar. "Estos campamentos ilegales presentan riesgos importantes para la seguridad y la salud tanto de sus ocupantes como de los residentes", ha declarado la Policía de París.

Los medios locales han denunciado las condiciones de higiene deplorables en las que se encontraban a la espera de ser acomodados y han informado de que los refugiados procedían principalmente de Sudán, Eritrea y Afganistán. La Policía francesa ya llevó a cabo otra ronda de expulsiones en la misma zona en el mes de mayo.