La cuenta de Instagram de Noa se ha llenado durante un mes de hombres felices posando con la mujer a la que acaban de acosar. Junto a las fotos explica qué es lo que pasó con cada uno de ellos.
Un ejemplo es uno que le cortó el paso con su moto para decirle que le provoca pensamientos salvajes, otro le persiguió dos calles gritándole "¡sexy!" hasta invitarla a su coche y otro le preguntó que dónde iba sola.
Es la manera de esta joven holandesa de denunciar la cosificación continua de la mujer. Pero no es la única mujer que lo ha hecho, y es que en Barcelona hay dos mujeres que hacen lo mismo para denunciar la sensación de desamparo que sienten en la calle.
Los acosos callejeros cada vez son más sofisticados, como el 'upskirting', que consiste en fotografiar o grabar a una mujer por debajo de su falda, a veces incluso con una cámara en la punta del zapato.
Y las redes sociales pueden ser su espacio de difusión o de denuncia, como demostró Alba grabando al hombre que llevaba dos meses piropeándola. Porque un piropo no es un regalo a agradecer, sino una opinión que nadie te ha pedido.