Tapándose el rostro ha entrado el detenido al juicio, Raúl Álvarez ha confesado ser el autor material de la muerte de Adolfina y de su hija: "Esa noche estábamos en casa y discutimos. Forcejamos y la ahogué. La agarré de las dos manos mientras ella me golpeaba", ha declarado.
Cuando llega el turno de
la niña parece que no recuerda bien lo que pasó: "La niña creo que estaba en su
habitación e intentó entrar en la cocina. Supongo por el ruido".
De lo que si se acuerda
en cambio es de cómo se deshizo de los cuerpos, lo ha relatado con frialdad: "Después
de matarlas fui al trabajo, luego saqué los cadáveres de casa envueltos en
plástico. Por la tarde fui al pueblo para guardarlas allí. No tenía pensado
nada, pero al llegar se me ocurrió. Creo que los dejé caer en el pozo".
En el momento de la
muerte ha insistido en que ya no eran pareja y que jamás las maltrató. Versión
muy distinta a la de la abuela de la menor que ha sostenido ante el juez que
vivían completamente atemorizadas y que hasta ella misma ha recibido amenazas
por parte de Raúl. A las puertas de los juzgados ha leído una carta pidiendo
justicia: "Que le echen los 62 años que estoy pidiendo y ni así se hace
justicia".
Asegura que cuando
denunció los hechos nadie le hizo caso y los abogados de la acusación creen que
en Álvarez en su confesión ha omitido partes importantes del relato.