Desde hace seis meses y gracias al empeño del historiador Antonio Muñoz, una veintena de familias españolas han recuperado "un pedacito de su propia historia" grabada en los objetos que los nazis arrebataron a sus parientes al ingresar en los campos de concentración a los que fueron trasladados más de 10.000 españoles.

Esta misma semana, Muñoz ha entregado a Paquita González, una mujer de 86 años, las últimas pertenencias de esta memoria robada: varias fotografías de cuando era pequeña en blanco y negro, que su padre llevaba consigo a su llegada al campo de Dachau (Baviera, sur de Alemania) y que le fueron arrebatadas y archivadas con un número de serie, según ha explicado el historiador.

Muñoz realiza esta tarea junto al Arolsen Archives de Kasel (Alemania), un centro de documentación sobre deportación y crímenes de la Segunda Guerra Mundial que cuenta con más de 30 millones de documentos e información sobre 17 millones de personas, y que guardaba 69 objetos de españoles.

Este archivo, antes conocido como Servicio Internacional de Rastreo (ITS, por sus siglas en inglés), fue fundado por los aliados al final de la Segunda Guerra Mundial y desde 1948 ha devuelto relojes, fotografías o cartas a los familiares de los deportados a los campos de concentración.

Con la ayuda de otros voluntarios, Muñoz ha emprendido la búsqueda de los objetos de los prisioneros españoles, ya que asegura que desde las instituciones españolas "nunca ha habido interés por participar en un proyecto de estas características".

El historiador, que imparte clase en la Universidad Rovira I Virgili de Tarragona, critica que se haya trabajado tan poco en este campo en España y que, a diferencia de los que sucede en otros países como Francia o Gran Bretaña, no haya una lista completa de deportados y exiliados.

Además, lamenta que "solo se hable del campo de Mauthausen (Austria) obsesivamente, cuando hubo 2.500 españoles en otros campos de concentración, como es el caso de Neuengamme en Hamburgo, al que llegaron más de 500 en 1944".

Y destaca lo complicado que es encontrar a los familiares de estas personas de las que normalmente "solo tienes un nombre y un apellido: imagina buscar a una persona que vivió hace setenta años y que se llamaba José García".