Familiares y vecinos de las víctimas del accidente del tren Alvia que el 24 de julio de 2013 descarriló en la curva de A Grandeira, a la altura del barrio compostelano de Angrois, se han concentrado en la capital gallega para, pasados nueve años de aquel infierno, volver a demandar "luz, verdad y una justicia independiente".
En la hoy renovada estación ferroviaria que ese tren híbrido no llegó a pisar, dio inicio, cuando el reloj marcaba las 11:30 horas de este domingo, esta nueva marcha reivindicativa, con pancartas en las que exigían responsabilidades y el recuerdo de las ocho decenas de muertos y 140 heridos, el saldo de un crudo accidente con topetazo, llanto y destrucción que terminó definitivamente con muchos sueños y truncó otros.
A las 13:00 horas, en el Obradoiro, meta de la protesta, ha habido una concentración en la que Juan Sierra, que perdió en esa tragedia en las vías a su hermano Manuel, quiso dar lectura a un manifiesto en el que, con la vista puesta en el juicio penal cuyo comienzo está previsto para octubre, los afectados subrayan que el año que viene tendrán "sentencia", pero no saben si "justicia". La argumentación no es baladí: "Algunas víctimas y familiares han fallecido a lo largo de estos años. Para ellos nunca habrá justicia". Este ha sido uno de los mensajes más potentes en esta víspera del Día de Galicia.
Nueve años del accidente
Hace nueve años, un Alvia que cubría la línea Madrid - Ferrol nunca llegó a su destino. El tren entró en una curva a la altura del barrio compostelano de Angrois a 190 kilómetros por hora, y el exceso de velocidad, en una curva limitada a 80, provocó el descarrilamiento del convoy. "Se escuchó una explosión y un vagón saltó", contó un testigo del suceso en 2013.
Tras el accidente, los vagones del tren quedaron volcados y cientos de pasajeros atrapados. En ese momento, los vecinos de Santiago bajaron a las vías a socorrer a los accidentados, y rompieron los cristales para poder evacuar a los heridos.
La solidaridad de los vecinos y el trabajo de los servicios de emergencia salvaron vidas aquel fatídico 24 de julio de 2013 en el que murieron 80 personas y otras 148 resultaron heridas. Si el sistema europeo de frenado automático hubiese estado activo, podría haberse evitado el accidente.
El maquinista del tren, Francisco José Garzón, y el exdirector de seguridad de circulación de Adif, Andrés Cortabitarte, son los imputados de un juicio que comenzará el próximo octubre.