Mariano Navarro, el portavoz de la familia de Marta Calvo, ha explicado que la madre de la joven esta "fluctuando de una emoción a otra": "Vive entre la conciencia de realidad y una fantasía de reencuentro que inevitablemente es imposible de controlar dado que todavía no sabemos dónde está el cuerpo de Marta".

Después de más de 100 días desde la desaparición de la valenciana, Navarro asegura que "es inevitable que ese pensamiento no venga a su cabeza": "Esa idea de 'quizás no esté muerta' sigue estando ahí presente, aunque el trabajo fundamental es centrarla con esa conciencia de realidad donde sabemos cuál es el desenlace fatal que tuvo Marta por culpa de este sinvergüenza".

El portavoz explica en declaraciones a 'Espejo Público' que Jorge Ignacio ha "generado un dolor indescriptible en la madre" de Marta y revela que lo que más le angustia es que "este sujeto esté callado siendo el único que sabe dónde está": "Es la impotencia de no poder hacerle hablar de alguna forma y poner fin a este capítulo".

Él cree que "la versión inicial de Jorge Ignacio no se sostiene" y apunta que "cada vez está más claro que Marta no está en el vertedero e Dos Aguas". "El único que lo sabe es esta persona. Lo único que quiere es que le digan dónde está su hija y se pueda celebrar un duelo".

Navarro señala, además, que Jorge Ignacio es "un psicópata asesino que no tiene ningún derecho a estar callado y aguantando este dolor indescriptible": "Ha hecho infinidad de daño, no a Marta, sino a todas las personas con las que se ha cruzado y ha querido acabar con sus vidas".

"Me da la sensación de que este hombre es un asesino indecente, es un problema muy grande, debería de permanecer el resto de su vida en la cárcel", ha zanjado.

Los investigadores concluyen que Marta Calvo murió drogada por Jorge Ignacio

Los investigadores del crimen han concluido en un informe enviado a la jueza de Alzira que instruye el caso que la joven murió a causa de una sobredosis de cocaína provocada por Jorge Ignacio.

En ese documento de la Guardia Civil se expone que la muerte "no fue accidental" ni consecuencia de una imprudencia. Apunta que se trata de un homicidio doloso producido por "el afán egoísta del detenido por satisfacer sus inclinaciones sexuales".

Además, señalan que el detenido siempre trataba de colocar cocaína en los genitales de las mujeres con las que mantenía relaciones sexuales sin su consentimiento. Esos encuentros tenían lugar en las casas de las poblaciones de Manuel y l'Ollería que su madre tenía alquiladas a su nombre.