Para combatir el calor veraniego adelantado, ayuntamientos y comunidades autónomas quieren abrir antes las piscinas. Es el caso de la Comunidad de Madrid, donde en solo diez días, el 13 de mayo, los madrileños ya podrán darse los primeros chapuzones. Se adelanta más de un mes la temporada de piscinas que ya están casi listas.

Pero existe un problema: la escasez de socorristas. La Asociación de Empresarios de Piscinas dice que en Madrid, con socorristas en su mayoría estudiantes, no llegan a la temporada. Raúl Viyuelas, presidente de la Asociación de Empresarios de Mantenimiento Profesional de Instalaciones Acuáticas asegura que las universidades empiezan antes y terminan después y, por ese motivo, los jóvenes no completan la temporada.

Por ello, tienen 800 socorristas de Perú y Argentina listos para importar, pero sin despegar por dos problemas burocráticos: que la Comunidad de Madrid no homologa sus títulos de formación y que este año también "requieren la homologación de estudios mínimos obligatorios para poderse formar de socorristas y es un trámite que tarda de 6 a 8 meses", explica Viyuelas.

A Cristina, socorrista en Castellón, se la rifan. Asegura que en mayo hay muchas ofertas de trabajo y que el problema es nacional. La Federación española de salvamento reclama uniformidad en las normativas, una por comunidad autónoma. La sexta ha podido hablar con Alberto García Sanz, Director de Formación de la Federación española de Salvamento y socorrismo. Nos cuenta que la normativa se hace exigente y diferente en las 17 comunidades autónomas: "De tal manera que un socorrista formado en Madrid no puede trabajar en Galicia y uno formado en Galicia tiene problemas para trabajar en Cataluña o Canarias".

Por tanto, si no se regula la formación van a quedar "espacios acuáticos sin servicio de salvamento y socorrismo o que sea insuficiente para cubrir las necesidades del lugar", afirma Ana Domínguez, directora de tecnificación de la Real Federación Española Salvamento y Socorrismo.

El empleo de socorrista es estacionalizado, es decir, sacrifica las vacaciones de verano, que suele desempeñar estudiantes y que exige títulos y certificados cada vez más extensos y caros: entre tres y cuatro meses de formación para trabajar solo dos meses. En definitiva, no les compensa, aseguran, esta profesión.