La cantidad de cenizas que expulsa el volcán de La Palma ha disminuido en las últimas horas, si bien ha aumentado la producción de lava. Es ahora más fluida y está alimentando la colada nueve y la tres. Esta última, además, se ha expandido lateralmente y está afectando a viñedos, plataneras y campos de aguacate. A todo esto hay que sumar que en la tarde de este domingo se ha registrado un terremoto de magnitud cinco.
Faltaban ocho minutos para las 18:00 horas cuando en toda la isla de la Palma se ha vuelto a sentir un seísmo de estas características. Sería el segundo de esta magnitud sentido en las últimas 36 horas en dicha zona. Por otra parte, la gran cantidad de ceniza está complicando la vida en todo el Valle de Aridane y se recomienda no salir de casa. De hecho, preocupa su amplia presencia en el territorio; y especialmente, que este lunes, a causa del viento, pueda alcanzar el aeropuerto.
Estas cenizas han llegado hasta todos los lugares fruto de la desgasificación del volcán, cuya forma de reaccionar vendría a ser 'similar' a la de una botella de agua con gas agitada de forma incesante. El magma sería el agua, y el continuo movimiento de dicha botella -los constantes temblores registrados en la isla- producirían la expulsión del gas. De la ruptura de esa burbuja saldría lo que llegaría a toda la isla en forma de ceniza. Mientras tanto, el volcán no parece cesar su actividad a corto plazo.
Recientemente se ha podido ver una onda de choque en el cono del volcán. Una explosión dentro del cráter que se ha podido observar gracias a la inmensa nube de cenizas que emana y que está lanzando bombas volcánicas de hasta 23 centímetros de diámetro. Esto ha llevado a una especial preocupación entre los científicos que se encuentran en la zona de exclusión. Para la población, lo que tiene que mantenerles alerta es, como se ha dicho anteriormente, la ceniza, especialmente fina a lo largo de todo este fin de semana.
La emisión de lava del cono principal aumenta; circula por los tubos lávicos, pero apenas avanzan las coladas"
Este fenómeno deja la calidad del aire en niveles extremadamente desfavorables. Los operarios y la UME no dan abasto después de 43 días de erupción. Ahora, porque ha aumentado la emisión de lava del cono principal. Circula por los tubos lávicos pero apenas ha hecho avanzar las coladas; solo la del sur, ensanchándola, como se ha indicado al principio de esta información, arrasando cultivos y además edificaciones. Aunque por muy quietas que se vean desde fuera, en su interior, la lava no para de fluir.
La estampa que deja de la isla verde es muy diferente, convertida ahora en un desierto volcánico. Aunque para los hosteleros, no hay mal que por bien no venga. "El turismo de estos días da un pequeño respiro para la isla". En Santa Cruz viven la erupción desde la distancia. Muy pendientes, eso sí, del alcance de la ceniza. Un turismo que debe ser responsable para disfrutar brevemente del volcán y ayudar a los que les está haciendo más mal que bien.
Y es que el volcán se ha convertido en un gran reclamo turístico. La isla se ha llenado de gente durante el puente de Todos los Santos. Los viajeros llegan desde distintos puntos porque buscan ese fenómeno que, además de tener unas consecuencias trágicas, supone un evento "único". Se observa esta afluencia en los mismos datos: los billetes de barcos y aviones están prácticamente todos vendidos, y se espera la llegada de unos 10.000 turistas a la zona.