El Gobierno del ultra Javier Milei prohibirá el lenguaje inclusivo en la Administración Pública de Argentina. El ultraliberal aumenta, así, su lucha contra el movimiento feminista y el colectivo LGTBI+. Tras la experiencia en España, los expertos aseguran que nombrar, visibiliza.
Ya hace unos años, comenzamos a escucharlo cada vez más el "todas, todos y todes" en las instituciones y de la boca de las políticas de este país, así como diputados y diputadas. Un lenguaje más inclusivo que, sin embargo, también fue objeto de mofas. El expresidente Mariano Rajoy se refirió al lenguaje inclusivo como "tonterías a gogó como eso de 'todos, todas y todes'".
Este desdoblamiento en la lengua, dicen los expertos, tiene un fin. "Nos ayuda a generar un pensamiento inclusivo: que cuando hable de ciudadanos, piense también que hay ciudadanas", explica Álex Herrero, asesor lingüístico en Cálamo&Cran y divulgador, a laSexta Noticias.
Un ejemplo: ¿Qué ocurre cuando hablamos de aficionados, como genérico masculino? Herrero señala que lo que ocurre es que "pensamos solo en hombres, pero cuando verbalizo aficionadas, en mi mapa mental aparecen mujeres". Por eso, la lengua tiene un papel social fundamental.
"Una persona que se sienta excluida de la sociedad va a ser imposible que pueda desarrollarse como parte de la ciudadanía", añade. Es lo que ha pasado durante décadas, por ejemplo, con las profesiones: "Nos encontramos con el caso de director o socio, en los años 50-60 y con médicos". Con la llegada de mujeres a ciertos puestos, el lenguaje laboral también se ha ido transformando.
"Estos términos, por ejemplo, el director, luego pasan a ser comunes en cuanto al género, en este caso esto sería la director y, luego, flexiona plenamente en nuestra lengua. De ahí que tengamos directoras, socias, juezas, notarias, médicas...", detalla.
Aun así, siguen las diferencias. Comparemos fútbol y Ejército: "No se hace la soldada, de momento, sino, la soldado. Pero hay un caso muy interesante, el de capitana". Si hablamos de fútbol, sí se nombra, algo que no ocurre en el Ejército. "Sería la capitán ¿Qué pasa? Que ahora nos hemos encontrado con un miembro de la familia real que está en la academia de Zaragoza", añade en referencia a la princesa Leonor.
Por eso, acabar con un lenguaje inclusivo, como propone ahora el Gobierno argentino de Milei supondría un retroceso porque "estás negando parte de su existencia". Y en su normalización, los medios juegan un papel crucial. Preguntado al periodista de laSexta Iñaki López qué pasaría si en los medios se utilizase más, señala que se trata de ir "haciéndolo poco a poco y que antes de que nosotros digamos "chique" en televisión tiene que democratizarse y popularizarse en la calle y la gente". "Y yo creo que sin forzar las cosas la gente acabará empleando un lenguaje inclusivo", añade.