La evolución de la especie humana se ha convertido en sujeto de estudio en numerosas ocasiones. Lejos de dar pábulo a teorías de naturaleza ficcional, hoy compartimos las pesquisas de un grupo de investigadores especializados en el desarrollo del homo sapiens.

Si existe una premisa con la que mirar al futuro, sin duda es el carácter inexorable de la evolución que, aunque prospera a ritmo pausado, nunca se detiene. En esta ocasión, ponemos el foco sobre el número de arterias que poseen los brazos humanos.

Un estudio elaborado por científicos de la Universidad Flinders y la Universidad de Adelaide en Australia, revela que cada vez más personas presentan una arteria extra en esta extremidad, inaugurando así pros y contras determinantes para nuestra especie. La ya bautizada como ‘arteria satélite del nervio mediano’ es una variante anatómica ocasional, que fija como momento de formación las primeras semanas de vida del feto.

Ésta surge en el centro del brazo con la tarea de transportar la sangre a las manos durante su crecimiento, aunque en numerosas ocasiones se ha detectado una regresión a las ocho semanas, momento en el que alcanza el cenit de su desarrollo. Posteriormente, es sustituida en su tarea por las arterias ulnar y radial.

El doctor Teghan Lucas, experto en anatomía de la Universidad de Flinders, se ha hecho eco de la elevada frecuencia con la que esta arteria extra, que tradicionalmente tendía a desaparecer, se manifiesta en el organismo de más seres humanos.

Tras efectuar el análisis de 80 cadáveres donados por descendientes de australianos y europeos, se ha llegado a concluir que el incremento tiene su origen en la mutación genética vinculada al desarrollo de la arteria mediana, así como ligada a problemas de salud de las progenitoras durante el embarazo.

Beneficios de la arteria extra

Todo parece indicar que la anomalía puede derivar en una mayor destreza táctil. A esto se le une un incremento de fuerza en los antebrazos. No obstante, existen algunas contraindicaciones, tales como el riesgo de sufrir el síndrome del túnel carpiano, algo que afectaría mayoritariamente a los adultos.

Los investigadores afirman que si la tendencia se prolonga en el tiempo, en 2100 la mayoría de los habitantes del planeta contará con la arteria mediana del antebrazo.

La investigación, publicada en el Journal of Anatomy, alerta de que, aunque no se trata de una diferencia evolutiva de grandes dimensiones, sí existe una cuestión objetiva: el hallazgo da testimonio del desarrollo infatigable que protagoniza la especie humana.