Alcobendas y San Sebastián de los Reyes. Dos municipios madrileños divididos por su iluminación: anaranjada o blanca.

La introducción de luces leds blancas en las farolas públicas ya es algo habitual en casi todas las ciudades.

"Queremos saber cómo está afectando a la seguridad, como está afectando a la salud, en general queremos saber si lo estamos haciendo bien o lo estamos haciendo mal", declara Lucía García, física de la Universidad Complutense de Madrid.

En Madrid, una gran inversión económica ha convertido casi la mitad del alumbrado público en blanco. Ahora, un estudio pionero en nuestro país destinará 120.000 euros para saber si el cambio ha sido para bien. Científicos como Alejandro hubieran preferido hacer antes el estudio que el cambio de luces.

"Una de las cosas que no tiene mucho sentido es que nos gastamos 700 millones de euros pero no hay una partida para ver cuál es el impacto real de esta inversión", explica Alejandro Sánchez, del instituto de Astrofísica de Andalucía.

Las luces blancas de la ciudad iluminan demasiado, por eso el Ayuntamiento de Madrid ha bajado la intensidad de sus farolas blancas a partir de las 12 de la noche. No es la única incoherencia en el alumbrado. Hay farolas que iluminan más una ventana que la propia calle.

Evitar iluminación innecesaria es fundamental por ejemplo para que la burbuja lumínica de Madrid deje de verse hasta en Navarra justo en la frontera con Francia. A 365 kilómetros en línea recta.