Sobrecogen las imágenes del interior del crucero a la deriva frente a la costa de noruega por un fallo de motores. Los muebles ruedan sin control y los pasajeros se protegen como pueden. Las fuertes olas, de hasta ocho metros de altura, llegan a ladear bruscamente el casco.
Incluso han roto algunas compuertas y el agua ha entrado al interior. Pasaje y tripulación, todos con chalecos salvavidas, han tratado de mantener la calma durante las cerca de 20 horas que ha durado del complejo rescate.
"Es una situación crítica la que se está viviendo en nuestras costas. El rescate aún sigue en marcha", afirmó Jan Arve Dyrnes, responsable de la evacuación, que se ha desarrollado en dos fases. Primero, sorteando vientos de más de 80 kilómetros por hora, varios helicópteros han recogido uno a uno a los pasajeros. En grupos de 10 o 15, los han conducido a tierra firme.
Así han evacuado a cerca de 500 personas. Algunas en estado grave, fueron atendidas en el hospital de campaña. Según la Cruz Roja noruega, tienen golpes, arañazos y algún hueso roto.
Paralelamente, trataban de reparar los motores. Ya funcionan tres de los cuatro motores y, por eso, ha comenzado la segunda fase del rescate: el remolcado a tierra. Están a solo unos kilómetros del puerto, a donde se prevé que lleguen en las próximas horas.
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