Luis se bebe dos botellas de agua al día. Bruselas le pide ahora que recapacite. Cuestión de números y de conciencia. El agua del grifo es más barata y no contamina.

"Si de verdad queremos una política real frente al cambio climático, eso pasa por poner en valor el agua del grifo", afirma Luis Babiano, miembro de la Asociación Española de Operadores de Abastecimiento (AEOPAS).

La Comisión Europea insta a los países a endurecer los requisitos de calidad y a instalar más fuentes en calles y edificios públicos porque en España, por ejemplo, acudimos más al supermercado que al fregadero. Hay nueve países que nos superan en consumo de agua del grifo con Italia a la cabeza.

Somos, en cambio, el tercer país que más agua embotellada consume. Al día, diez millones de botellas. Todo a pesar de que el 99,5% del agua del grifo es de buena calidad.

Julio Barea, coordinador de campañas de Greenpeace España, explica que "el agua del grifo está más controlada sanitariamente que el agua que compramos embotellada".

Quieren que aprovechemos este privilegio porque más de 2.000 millones de personas en el mundo no tienen acceso a agua potable.