No hay balones ni combas ni muñecos ni juegos ni toboganes. Esta es la nueva normalidad a la que se enfrentan los niños en la vuelta al cole durante la pandemia de coronavirus.

Los estudiantes han tenido que enfrentar la vuelta a las clases presenciales con restricciones para evitar los contagios, como mascarillas, material individual y contacto solo con sus compañeros de clase.

Una nueva realidad que queda reflejada en la imagen que acompaña a estas líneas, en la que se aprecia a una decena de niños tomando el almuerzo en el recreo, sentados sobre una pista y a más de dos metros de distancia.

La imagen la ha difundido el colegio Santa María del Pilar, situado en Madrid, para mostrar la responsabilidad que tienen los más pequeños ante esta crisis sanitaria.

Pero, ¿es necesario aplicar medidas, aparentemente, tan restrictivas? Lo cierto es que, como nos recuerda la química y divulgadora Deborah García, el momento del recreo es uno de los más delicados de toda la jornada escolar. Los alumnos tienen que quitarse las mascarillas para tomar el almuerzo, lo que aumenta el riesgo de contagio entre los compañeros, ante la falta de protección.

Además en muchos casos, debido a la climatología, los menores deben compartir el tiempo de descanso en aulas que no suelen estar preparadas - por su tamaño- para mantener la distancia de 1,5 metros entre cada alumno.

Por otro lado, cabe destacar que los docentes deben atender a un gran número de alumnos y comprobar que todos cumplen con las medidas de seguridad, algo que se complica si la ratio es elevada. Por ello, indica Deborah García, el sentar a los alumnos en el patio a una gran distancia puede ser una buena medida para garantizar que el tiempo del almuerzo transcurre con total seguridad.