Dos horas de persecución frenética por las carreteras de Carolina del Norte. El conductor a la fuga, es un joven que acaba de entrar en una casa y ha robado un jeep. Una llamada alerta a la policía y empieza su huida desesperada.

Tras varios kilómetros recorridos, en un aparcamiento, para y aprovecha el despiste de la conductora de otro vehículo para hacerse con él. Se cruza entre los coches que van por la carretera y avanza por las aceras, en las que algún peatón tiene que esquivarle porque el ladrón no frena.

Juega al despiste con el helicóptero y los coches de la policía que le persiguen y se mete, en dirección contraria y a gran velocidad, chocando brutalmente contra otro turismo. Tras la colisión, decide huir a pie buscando otro vehículo. Lo intenta con varios, hasta con el que acaba de colisionar y llega al jeep de una mujer que se ha bajado a comprobar que nadie estuviera herido.

Este último es el cuarto coche que roba y el último, porque su afán por escapar lo lleva a chocar de nuevo, quedando rodeado por la policía y detenido. Así termina una temeraria fuga que afortunadamente no deja otras personas heridas.