Mediante un atestado, la Guardia Urbana asegura que el dueño del animal faltó el respeto de los agentes e "hizo caso omiso", a la orden de identificarse. También que mostró en una actitud "muy agresiva y amenazante" y que "le quitó el collar a la perra, azuzándola de forma clara contra el agente".

Los hechos ocurrieron el pasado 18 de diciembre cuando un agente de la Guardia Urbana de Barcelona mató a Sota de un tiro en la cabeza. Su versión inicial fue que la perra le mordió y que el se sintió en peligro, incluso que temió por su vida.

"Ante un nuevo ataque, la conclusión es que el agente actuó en defensa de su integridad física y que no le quedó otra opción", publicaba la Guardia Urbana en su cuenta de Twitter.

Sin embargo, esta versión no convenció a muchos de los ciudadanos y testigos, que al ver el vídeo tenían opiniones muy diferentes. Por eso, se convocaron movilizaciones masivas por toda España, bajo el lema "Justicia para Sota". Las protestas de Barcelona se saldaron con cinco detenidos.