España es el país de la Unión Europea que más luz consume por habitante, en la que hay un exceso de farolas, iluminaciones innecesarias y luces poco cálidas.

Lucía García, miembro de 'Stars4All UCM', explica que "la gente piensa que cuanta más luz por la noche, más seguros estamos, pero Berlín es una ciudad que tiene seis veces menos iluminación que Madrid y allí no hay ni más accidentes de tráfico ni más atracos".

La contaminación lumínica nos afecta especialmente. En una semana en la que se ha batido el récord anual en el precio de la electricidad, los efectos no sólo repercuten en el bolsillo de los consumidores.

La falta de oscuridad en las horas de sueño tiene efectos nocivos para la salud. "Nuestro cuerpo para descansar bien necesita generar melatonina, que es una hormona que generamos sólo cuando estamos a oscuras. Por eso, es tan importante que haya oscuridad por la noche y que no esté lleno todo de contaminación lumínica", asegura Lucía García.

Con un gasto estimado de más de 1.000 millones anuales en el alumbrado público, el cambio a luces más eficientes de tipo LED es una necesidad, pero los grupos ecologistas advierten de que hay más tareas pendientes que una simple reducción del gasto.

Javier Andalúz, responsable de Energía Ecologista en Acción, explica que hay que "eliminar iluminación innecesaria, reducir el número de lúmenes que proyectamos a la ciudad y sustituir las iluminaciones ineficientes por otras más eficientes y cálidas".

Precisamente, las luces blancas que empiezan a aparecer en nuestras calles son las más contaminantes. Los expertos recomiendan tonos anaranjados que se asemejan a los colores del atardecer y que nos permitan descansar más y recuperar la noche.