Daniel Penny, el exinfante de la Marina de EEUU quemató de asfixia a un hombre negro en el metro de Nueva York el pasado 4 de mayo, se ha entregado a la justicia. El exmilitar ha acudido a la comisaría, donde ha sido detenido y procesado por homicidio involuntario.
El vídeo de la muerte del hombre, una persona sin hogar, es estremecedor. En él se ve cómo el acusado estranguló a Jordan Neely, un vagabundo negro de 30 años con problemas mentales, durante tres minutos hasta matarlo tras haber "increpado" a los viajeros del metro en Manhattan.
"Eso te pasa por liarla en el vagón", le dicen. Luego, tratan de convencer a los presentes: "No pasa nada, va a ponerse bien". Otros pasajeros han explicado que el afroamericano acababa de sufrir, claramente, una crisis mental: al parecer, empezó echando su chaqueta al suelo para pedir limosna y acabó increpando a los viajeros.
Los sanitarios no pudieron reanimarle y un estudio forense confirmó que se trataba de un homicidio por estrangulamiento. El incidente ha provocado multitud de protestas que denuncian que fue un acto racista.
De hecho, miembros del Consejo de Nueva York y activistas reclamaron que se presenten cargos contra el autor. Los concejales, miembros del Caucus Negro, Latino y Asiático se unieron en conferencia de prensa cerca de la alcaldía en la que no faltaron las lágrimas por una muerte que aseguraron "se pudo prevenir" ya que estaba en una lista especial de vigilancia de 50 personas con problemas mentales de alto riesgo.
"El sistema nunca le dio lo que necesitaba", afirmó Oswaldo Feliz, de origen dominicano y recordó que día a día los neoyorquinos se encuentran con situaciones similares.
También ha señalado que el Consejo tiene previsto discutir precisamente cómo el sistema ha fracasado y espera que al concluir la discusión del próximo presupuesto de la ciudad, de 106.000 millones, haya un aumento de fondos para los programas de salud mental y vivienda. "Ninguna persona debe morir porque tenga sed o hambre", señaló la concejal Nantasha Williams al referirse a las palabras que gritaba Jordan en el vagón aquel 1 de mayo, poco antes de que Penny lo derribara y le aplicara una llave de estrangulamiento durante largos minutos si que nadie hiciera nada por el vagabundo, conocido por actuar en las calles y el metro imitando a Michael Jackson.