Maribel acababa de abrir la panadería cuando entró el atracador, que, tras un pequeño forcejeo, logró inmovilizar a la dependienta.

Con ella maniatada y una caja registradora que se resistía, el atracador llegó a atender a varios clientes.

"Se puso a atender y se guardaba el dinero", cuenta una de las clientas, atendida por el ladrón.

Poco a poco, el atracador fue comiéndole la moral a Maribel y, al final, el atracador se llevó un ordenador y el bolso de la panadera, que poco después de su huída, lograba desatarse y llamar a la Policía.