Frank Báez, de 29 años y recién graduado en enfermería, buscó un trabajo como conserje en su etapa adolescente para proporcionar a su familia una ayuda económica. Se dedicaba a limpiar las habitaciones, baños y pasillos de los pacientes en el Hospital Langone Tisch de la Universidad de Nueva York.

Rodeado de médicos y enfermeros, se interesó por el mundo de la sanidad para ayudar a los demás; de esta manera, dejó el trabajo, pidió un puesto transportando pacientes a cirugías y exámenes, y quiso terminar su licenciatura en el Hunter College.

Sin embargo, siempre quiso volver a la Universidad de Nueva York, donde comenta que, "trabajando con las enfermeras", fue cuando se dio cuenta de que quería ser una de ellas. Así, en un programa acelerado, se graduó en 15 meses en esta institución.

En una entrevista al ABCNews, el graduado comentó: "Apenas podía hablar inglés cuando comencé a trabajar en la Universidad de Nueva York", a lo que añadía que, al reflexionar sobre eso, se siente "muy orgulloso" de lo que ha logrado.

Ahora el joven ya ha establecido su próxima meta: llegar a ser un enfermero de cuidados críticos en una unidad de cuidados paliativos. "Nunca fui un estudiante modelo. Solo estudié y trabajé mucho", comenta recordando sus meses como conserje, a lo que añade: "Por supuesto, hubo ocasiones en que dudé de mí mismo, pero luego sentí que quería hacer algo más por mí mismo, que merecía algo mejor". Y lo que hizo, fue no rendirse nunca.