Cuando una casa encoge, con ella puede encoger la libertad de la mujer. Por eso, los pisos nuevos en Euskadi no tendrán menos de 35 metros cuadrados.

La clave está en la cocina. Debe ser mínimo de siete metros cuadrados para que quepan en ella dos personas a la vez. Según el gobierno vasco, cuando es demasiado pequeña, los hombres lo usan de excusa para no cocinar.

"Se trata de deconstruir los roles de género porque los cuidados son una necesidad de toda sociedad. Hay que compartir esos trabajos", explica Ane Alonso, arquitecta.

La ley promoverá que cocina y comedor estén unidos, sin tabique, para que la persona que prepara la comida no esté aislada y "se convierta en un espacio de convivencia que pueda ser accesible, para evitar la segregación en la cocina", cuenta Pedro Jáuregui, viceconsejero de vivienda del Gobierno vasco.

Las habitaciones tampoco podrán medir menos de 10 metros cuadrados, y lo ideal es que todas sean iguales. Nada de hacer una habitación de matrimonio muy grande y el cuarto de los niños mucho más pequeño. Porque los hijos crecen y necesitan una habitación, su espacio privado, donde poder hacer algo más dormir.

La ley, que de momento está en proyecto, se ha hecho con el asesoramiento de una experta de la ONU en urbanismo de género.

Los portales tampoco podrán tener rincones oscuros para evitar agresiones contra las mujeres.