Los encerraron en una cámara frigorífica, desconectada de la electricidad, a oscuras. En el interior…ni colchones, ni mantas. Solo un cubo. "Esa era su única comunicación con el exterior", explica Alberto Carba, Jefe de la Sección de secuestros y extorsiones de la Policía Nacional.

Los dos españoles secuestrados en el Estado de Puebla, en México, estuvieron retenidos en una granja tres días, custodiados por hombres armados.

"Literalmente estaban muertos de miedo. Especialmente uno de ellos. En la primera comunicación que tengo con ellos me dice: hoy soy consciente de que he vuelto a nacer", añade Carba.

Su calvario comenzaba cuando se dirigían a sus puestos de trabajo. Dos coches les bloquean el paso y, encañonándolos, les obligan a salir de su coche. Un tercer compañero, logra escapar y da la voz de alarma. Seis horas más tarde, ya desde una granja, los secuestradores llaman a la sede de la empresa en España. Piden un millón y medio de euros a cambio de dejarlos con vida.

"Aunque hubieran pagado la cantidad de dinero que pedían los hubieran matado igualmente, porque la información provenía del director de seguridad", señala el agente.

Todo había sido organizado por el exgerente de seguridad de la multinacional española para la que trabajaban los dos secuestrados. Lo habían despedido hacía un mes.

"La incursión se logró privilegiando la integridad de los ciudadanos secuestrados que fueron rescatados ilesos", ha declarado Fernanado Rosales Solís, portavoz de la Fiscalía de Secuestro y Delitos. En la liberación de los dos españoles han participado agentes de la Policía Nacional, que se han desplazados al estado de Puebla, como ha destacado el propio ministro Zoido en su cuenta de Twitter. Una operación relámpago que ha salvado la vida.