No solo lo pescaban de forma ilegal y lo adulteraban, además lo vendían en mal estado. De los 80.000 kilos de atún intervenidos en la Operación Tarantelo, un 10% estaba contaminado.

El motivo principal era la forma de pescarlo. Capturaban los atunes en Malta e Italia usando un gran arpón. En vez de recoger el pez para su conservación lo dejaban morir dentro del mar mientras lo arrastraban hasta la costa.

Una vez allí, permanecía dentro del agua durante horas, hasta que podían sacarlo sin ser vistos. El atún se pudría contaminándose con histamina.

"La histamina es una sustancia presenta de forma natural en los alimentos. Si no están bien conservados, ciertas bacterias pueden producir un aumento del nivel de histamina y producir síntomas", explica Enrique Burches, alergólogo del Hospital Clínico de Valencia.

Producía picor de garganta, sudores, náuseas y cefaleas. Además, conservaban los pescados en naves, sin cámaras frigoríficas. Según el sumario, la red produjo varias intoxicaciones. El atún llegaba a los pescaderos con mal olor y les picaban las malos al tratarlo, pero el consumidor no lo detectaba.

"A simple vista es muy complicado que sepamos que no está en buen estado más allá de que tenga mal olor o mal aspecto", señala Ángeles Castellanos, portavoz de FACUA.

En una de las intoxicaciones en Sevilla el cliente había guardo una pieza en el congelador. Fue analizada y se demostró que el atún multiplicaba por 10 los niveles máximos de histamina para el consumo. Se trata de un fraude en la pesca y la venta de atún que además era peligroso para la salud del consumidor.