Estamos acostumbrados a ver boinas de contaminación y vertidos en los mares y ríos, pero la contaminación también está dentro en nuestra casa.

Vamos por partes, en un salón encontramos hasta cinco sustancias contaminantes. Sofás, alfombras y cortinas se impregnan de material particulado, sustancias cancerígenas que entran de fuera.

"Los tóxicos de ambiente exterior son hasta cinco veces superior que en el exterior", explica José Miguel Rodríguez, director de la fundación de la Salud Geoambiental.

Los suelos de madera y muebles antiguos llevan barnices con sustancias contaminantes por su alta toxicidad y ojo a las velas e inciensos. "Todo lo que suponga una combustión lo que nos va a producir dentro de casa son niveles antes de benceno que es un cancerígeno y niveles altos de material particulado que es un cancerígeno", añade Rodríguez.

Y aquí viene el más contaminante: los routers y teléfonos inalámbricos. "Están contactados 24 horas al día 365 del año emitiendo una radiación artificial", destaca Rodríguez.

En la cocina, tenemos decenas de limpiadores que contaminan y también alimentos peligrosos.

La habitaciones no escapan: ambientadores y difusores de aromas que producen combustiones químicas y el enemigo del descanso: cargadores y enchufes al lado de la cama. "Siempre emiten una radiación electromagnética", asegura Rodríguez.

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Todavía queda una estancia, el baño. "El champú y el gel de ducha en pequeñas cantidades a lo largo del tiempo pueden provocar problemas", dice Gabriel Vázquez, coordinadora de Ecologistas en Acción.

Fin de la prueba, más de diez sustancias contaminantes y sin llegar a poner un pie en la calle.

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