Hasta hace un año, Encarna era la única mujer al volante en la ruta de autobús nocturno entre Almería y Valencia. Nueve horas de trayecto con tan solo 45 minutos permitidos para descansar. Sin embargo, en junio pasado, durante uno de sus viajes, se vio obligada a hacer dos paradas adicionales. "Una porque me entró sueño, y ante todo pongo la seguridad de los pasajeros. La otra fue de 16 minutos, ya que tengo endometriosis y tuve una hemorragia", explicó.
Estas paradas le costaron una sanción por parte de la empresa, a pesar de que, según Encarna, el resto de sus compañeros masculinos han realizado paradas por somnolencia sin sufrir consecuencias. "El trato hacia mí era desigual desde hacía tiempo", denunció.
CGT Andalucía también subrayó las condiciones laborales a las que estaba sometida: "En un año solo libró un fin de semana en el mes de mayo", lo que terminó por desencadenar una baja por ansiedad. Durante ese periodo de baja, Encarna recibió la notificación de su despido. "No te esperas que te despidan por eso", confesó.
Este miércoles se ha celebrado el juicio en el que se buscaba que el despido fuera declarado nulo por su carácter discriminatorio. Finalmente, ambas partes llegaron a un acuerdo: "Pedíamos la nulidad, pero la empresa ha reconocido que el despido fue improcedente", comentó Encarna, quien describió el desenlace como "agridulce", pues su deseo era volver a su puesto de trabajo.