El que es considerado el mayor asesino en serie de Alemania desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, ha entrado en el juzgado tapándose el rostro con una carpeta. Posteriormente se guardaba un minuto de silencio por las víctimas antes de comenzar el juicio contra Niel Högel.

El acusado ha explicado que actuó por estrés. Suministraba analgésicos a sus pacientes para después intentar reanimarlos y así brillar ante sus compañeros. Pero en la mayoría de los casos, no lo consiguió, asesinando entre el año 2000 y el 2005 a más de 100 personas.

Frank Brinkers sufrió el asesinato de su padre a manos de Högel: "Lo que es importante para mí es averiguar qué sucedió, y que este hombre reciba un castigo justo, si es que es posible". El futuro parece estar claro para el asesino confeso, que ya cumple una condena a cadena perpetua por varios casos juzgados anteriormente.