Tras haber pasado 28 años en prisión, Lamar Johnson ha podido demostrar que es inocente. Un instante que se había imaginado en numerosas ocasiones durante todo este tiempo.
Por este motivo, no ha podido evitar llorar al escuchar cómo un juez le da la razón anunciando que queda puesto en libertad. Una noticia que toda la sala ha celebrado entre aplausos.
Cuando tenía 21 años, a Lamar Johnson le acusaron de haber asesinado a un amigo suyo en el porche de su casa en un tiroteo protagonizado por dos hombres. Los hecho sucedieron de noche y los autores llevaban pasamontañas.
La declaración de un testigo, que después se retractó, lo llevó a una rueda de reconocimiento. Él tenía coartada, dijo que estaba con su novia a kilómetros de distancia, pero de nada sirvió, en 1995 terminaron condenándole a cadena perpetua.
Tiempo después, un preso reconoció haber cometido el crimen del que acusaban a Johnson, pero no lo liberaron. De esta forma, su hija, que era una niña cuando le encarcelaron, tuvo que crecer sin él. "Toda esperanza que puedas tener te es rápidamente arrancada", confiesa ahora su hija Kiera Barrow.
Sin embargo, él mantuvo la esperanza por los dos. "Mientras vives hay que tenerla, sabía que esta situación se arreglaría", explica Lamar. Ahora, a sus 50 años, por fin puede disfrutar de su ansiada libertad.
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