Los mineros que intentan llegar al lugar donde se encuentra el niño de 2 años Julen, que cayó a un pozo en Totalán (Málaga) el 13 de enero, se han visto obligados a recurrir a una cuarta microvoladura, "de extrema precisión", para intentar acceder hasta el menor.

La brigada minera ha conseguido excavar 3,35 metros, pero ha encontrado una veta de extrema dureza. La nueva microvoladura debe ser "extremadamente precisa" porque los rescatadores están muy cerca de donde creen que se halla el niño, ha explicado el portavoz de la Guardia Civil, Jorge Martín.

Una vez que se acceda al lugar donde está el niño, los mineros encargados de excavar la galería horizontal en la que se está trabajando dejarán el rescate de Julen en manos de la Guardia Civil, según ha indicado Martín.

Cada microvoladura supone un proceso de más de dos horas, ya que primero dos mineros descienden hasta el punto donde se construye el túnel horizontal y perforan en la roca varios agujeros en los que después se introducirán las cargas explosivas.

A continuación, los mineros ascienden a la superficie y son relevados por dos guardias civiles del Servicio de Montaña, especialistas en espeleología y microvoladuras, que descienden e introducen las cargas explosivas en los orificios. Después, con todo el personal en la superficie, se detonan las cargas, que han sido previamente preparadas por los técnicos en desactivación de explosivos (TEDAX) de la Guardia Civil.