El último paseíllo del bombero torero. Este personaje cómico se despide de los ruedos tras 89 años haciendo reír a niños y mayores. "Es un personaje que ya no tiene una continuidad. Es heredado y dinástico y no hay nadie que lo prosiga", explica Rafael Celis, bombero torero.

Sin relevo, Rafael es el último de tres generaciones de toreo cómico. Su espectáculo nació en la época del cine mudo, y se basa en el humor visual, lleno de gags con caídas, carreras y revolcones en la arena.

De la mano de los diferentes bomberos, debutaron como novilleros en los intermedios del show figuras míticas del toreo. "Con mi abuelo Antoñete, Espartaco y ya de los que ahora están en activo por ejemplo ha pasado por aquí 'El Juli'", indica Celis.

Desde el año 1953 al bombero torero se le une una cuadrilla de, como a ellos les gusta llamarse 'enanitos toreros'. "No nos puede molestar en ningún momento porque es nuestra identificación", señala María García, enanita torera.

Unos artistas que reclaman su derecho a torear y a formar parte de estos espectáculos. "Se siente mucha emoción y la verdad que se siente el ser artista", dice García. "Yo no me siento humillado, por salir ahí a hacer reír a la gente, forma parte de mi vida, de mi trabajo, de mi forma de ser", declara Zarzuela.

Rodeados de medios de comunicación, como auténticas estrellas, han descubierto una placa conmemorativa. Después han hecho lo que mejor saben hacer: provocar carcajadas.