La laguna de Antela, en Red Natura, está llena de turberas, acumulaciones de restos vegetales durante miles de años. Las acumulaciones de carbón son un combustible fácil y pese a que la zona ardió hace un año, la combustión continúa y provoca que esas turberas sigan ardiendo.
Los ecologistas denuncian que la Xunta no ha hecho lo suficiente para frenar la combustión. La laguna fue desecada en tiempos de Franco para convertirla en tierras de cultivo y en la actualidad es una zona de especial protección de aves.
Sin embargo, la combustión del subsuelo destruye el ecosistema. Serafín Fernández Prieto, científico del CSIC, explica que "está ardiendo una de las mejores esponjas que hay en el ecosistema para regular el ciclo del agua".
Ahora en el suelo se puede ver azufre, que es el residuo que deja tras de sí el carbón combustionado de mala calidad. Es lo que demuestra que esos gases son muy contaminantes.
Las turberas ocupan el 3% de la superficie terrestre y son fundamentales para combatir el cambio climático. España se ha comprometido a su conservación y recuperación.
La Xunta asegura que ha perimetrado la zona y cavado cuatro zanjas para evitar su expansión. Espera que las lluvias acaben por extinguir el fuego de forma natural.
Pero a los ecologistas les parece insuficiente, porque según explica Xosé Santos, Ede Amigos das árbores, "si lo dejamos arder libremente, sigue profundizando y sigue quemando esa turbera. Dicen que la protección del ecosistema comienza en el subsuelo.
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