Golpea la ventana en busca de sus dosis. Otro hombre, que primero llama al timbre, pasa después por el mostrador de la droga: es el día a día en un narcopiso ubicado en mitad del barrio obrero de San Blas, en Madrid.

El trasiego de toxicómanos es continuo, según los vecinos, desde hace más de cuatro años; aseguran que un candado es la señal que utilizan para saber que allí se vende droga.

Los vecinos han declarado que los toxicómanos consumen en el interior del portal e incluso duermen allí. Muchos tienen de entrar en su propia casa porque no saben lo que se van a encontrar: "Se hacen pis y hasta caca".

Los ciudadanos del barrio madrileño aseguran que el piso es del Ivima y ya han puesto una denuncia ante el Ayuntamiento, pero ni desde Policía ni desde el consistorio dan una respuesta.