Jordi Magentí tiene dos aficiones, cazar y
pescar. Precisamente, una escopeta de caza le sirvió para matar a su exmujer en
1997. La pesca le habría llevado, 20 años después, a toparse con sus presuntas
víctimas en el pantano de Susqueda.
La historia criminal de
Magentí en el 97, cuando mato a su exmujer: la esperó en un coche frente a su portal y al
verla, le disparó tres tiros. Por ese asesinato machista le cayeron 15 años y
le aplicaron un atenuante leve por problemas de depresión.
Al salir volvió a casarse
con una mujer colombiana y se instaló de nuevo en su pueblo, Anglés, a solo
unos metros del lugar donde asesinó a su anterior esposa y a unos pocos minutos
de donde desaparecieron Marc y Paula.
El pantano de Susqueda
era el refugio de Magentí, allí desaparecía durante días para pescar. Su pasión era capturar
siluros, un pez que come carne humana. Quien quiera que hundiera los cadáveres
de Marc y Paula en el pantano lo sabía porque cuando aparecieron, esos peces ya
habían empezado a devorar sus cuerpos.