Miles de hectáreas de plataneras en Canarias dan de comer a 15.000 familias de las islas. Generan entre 10.000 y 12.000 empleos directos y otros 4.500 indirectos.

Fernando Díaz es productor, al igual que su sobrino Jesús Vicente. "Mis padres y mis tíos fueron pioneros en esto", ha destacado Díaz. Su objetivo, según ha asegurado Jesús Vicente, es "mantener una estructura familiar" parecida a la que tienen en su vida.

Una herencia por tradición de un sector que ahora ocupa el primer puesto en exportación del archipiélago, lo que supone una contribución económica directa de más de 430 millones de euros.

Una economía que nace del esfuerzo, como destaca Carlos González, trabajador de una plantación: "Es duro sí, todo es fuerza". Lo sabe bien su hijo Nelson González, que trabaja como capataz. "El oficio lo empecé con mi padre desde los 15 años que tenía vacaciones del instituto", ha explicado.

Es el primer sector que audita las emisiones de CO2 en España apostando así por una producción sostenible al no usar herbicidas ni fungicidas en sus plantaciones de plataneras.

Además, se trata de un sector que ha aportado este año cuatro millones de kilos a 53 bancos de alimentos y que ahora lucha por evitar un recorte de casi el 4% de los fondos europeos que reciben y que consideran imprescindibles, ya que el sector ha ganado peso estratégico en este escenario de crisis derivado de la pandemia.

Sin ello, ha explicado Sergio Cáceres, de la Asociación de Organizaciones de Productores de Plátanos de Canarias, "la supervivencia de miles de familias corre un gravísimo riesgo". Porque el plátano es una fruta que no sería nada sin la orografía de Canarias, y que ahora el archipiélago necesita más que nunca.