Es el cumpleaños de Arancha y de regalo no sólo tiene un enorme castillo de princesa, sino también un fantástico coche rosa, que después de estrenar aparca en su parking privado de coches de juguete. Detrás de cada uno de sus vídeos hay millones de niños y niñas observándolos.

Consumo, materialismo y fama son los valores que les llegan a los menores. Sus followers, que les envidian, quieren ser como ellos, algo que les puede generar frustración e incluso sufrimiento. "Aboca a exigencias, a incapacidad para ingerir la frustración y las gratificaciones", asegura Javier Urra, primer Defensor del Menor.

Los niños son el público más vulnerable, ya que aún no poseen un criterio formado. Estos vídeos, con cantidad ingente de publicidad, casi siempre demasiado evidente, reproducen en muchas ocasiones contenidos sexistas o poco acordes a su edad.

"La belleza o las posesiones materiales son valores totalmente erróneos y los niños los interiorizan", apunta la psicóloga infantil Nieves Nieto. Por eso recomiendan que los padres supervisen qué ven sus hijos y limiten el tiempo que pasan frente a la pantalla.

El suculento negocio de los niños youtubers: ganan hasta 8.000 euros por vídeos con publicidad

Piden investigar un canal de Youtube en el que dos niñas promueven estereotipos de género